Negocio farmaceútico

Como mujer que se preocupa y ocupa de la salud de otras mujeres me van a permitir tratar un asunto quizás demasiado científico y es que como casi siempre hacemos de conejillos de indias para probar nuevos medicamentos que supuestamente son la panacea de nuestra salud y felicidad y realmente no son más que el negocio de la industria farmacéutica. Me refiero a la nueva vacuna del virus del papiloma humano, causante de una modalidad de cáncer de cuello de útero.
Surgen numerosas dudas en torno a la eficacia de esta vacuna y a los criterios de administración de la misma. Por citar algunas decir que:
Sólo es eficaz contra alguna de las cepas causante de lesiones cancerosas, por lo que no podemos pensar ni de lejos que es la solución a este problema.
Nos harán bajar la guardia en otros aspectos preventivos mucho más interesantes, baratos y eficaces como el acceso a la citología para todas las mujeres, favorecer métodos de prevención como el uso del preservativo puesto que este virus se transmite por vía sexual.
En un porcentaje muy elevado la infección por este virus remite espontáneamente, o permanece silente a lo largo de nuestra vida, de hecho su diagnóstico es casual en la mayoría de las ocasiones.
Es una vacuna cuya seguridad y efectos secundarios no han sido aún detalladamente estudiados, menos aún en las niñas y adolescentes, justamente en la población a la que se pretende vacunar.
Es carísima, lo que supone un gasto desmesurado en relación a sus beneficios, en detrimento de otros programas sanitarios más necesarios.
Existen numerosas voces dentro de la comunidad científica que están pidiendo una moratoria al ministerio de Salud porque aún existen más preguntas que respuestas en torno a esta vacuna.
Toñi Asencio