viernes, 13 de junio de 2008

Las que dan la cara

Ayer tumbaron en diputación una propuesta del PP en el que se pedía que las mujeres maltratadas llevasen escolta, lo que a mi parecer supondría entre otras cosas victimizarlas más aún. De todas formas lo que más me agria es que un partido se aproveche de las víctimas del terrorismo machista para sacar rédito político. Estoy de acuerdo sin embargo en que la Ley contra la violencia de género no está dando los resultados que esperábamos de ella, quizás sea una ley demasiado joven o quizás sea su aplicación aún insuficiente, hacen falta más medios
Pero los malos tratos a las mujeres, la violencia de género, para comprenderla y por tanto trabajar en su erradicación merece una lectura más en profundidad, no quedarnos sólo en el número de víctimas.
Entender los modelos de subordinación y desigualdad que se dan en una relación de pareja; entender como las desigualdades sociales modelan a su vez formas de relación entre hombres y mujeres, también en la intimidad, en desequilibrio; comprender como las vivencias personales nos pasan factura en nuestras relaciones afectivas.
Ese trasiego de lo privado a lo público y viceversa es lo que la política y quienes la ejercen no acaban de ver.
Quiere esto decir que para acabar con los malos tratos a las mujeres todos y todas debemos cambiar en cierto modo, porque las víctimas son sólo el síntoma de una enfermedad que nos afecta en cierta medida a toda la sociedad. Las víctimas son las que dan la cara y la vida por todas las demás. Mantenemos relaciones de desigualdad quizás no con nuestras parejas, pero sí en otros ámbitos en nuestras vidas, con nuestros jefes, con nuestras amigas o amigos, con las instituciones, o con el partido, o con mi líder…, cada vez que nuestra autoestima depende de la opinión que otro u otra tenga de mí.
Más juzgados, más seguridad, más protección a las víctimas, más presión sobre los agresores si, pero también más relaciones igualitarias y no sólo en el amor.Por cierto ya era hora de que comencemos a pensar que si no trabajamos con los hombres sólo estamos abordando la mitad del problema
Toñi Asencio

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