Aunque nos pilla un poco lejos me ha parecido interesante pasaros esta convocatoria en la que, el que fuese diputado de IU por Cádiz y actual europarlamentario, Willy Meyer participa junto con Bartolomé José Martínez de la oficina del Defensor del Pueblo, en un encuentro en la parroquia de San Carlos Borromeo, del madrileño barrio de Entrevías.
Esta Parroquia se hizo famosa cuando el Sr. Rouco Varela decretó su cierre por los métodos poco “ortodoxos” a la hora de celebrar la Eucaristía; y su párroco Enrique de Castro se hizo más popular de lo que él hubiese deseado. Realmente ésta es una parroquia sin muros y sin fronteras, también sin santos a los que rendir culto, porque el verdadero culto se rinde a la solidaridad y la justicia; es un hogar para quien lo necesita, un lugar lleno de vida, de gentes de todo tipo y condición. Las madres contra la droga, los okupas, los sin techo, los sin papeles, los sin nada... los excluidos, poniendo en común sus anhelos y recuperando la esperanza.
La democratización de la Iglesia es esencial para que ésta pueda adquirir credibilidad en la sociedad actual. Esa democratización ha de suponer una auténtica convivencia entre hermanos e iguales, objetivo imposible de lograr a través de un sacerdocio presbiteral superior, privilegiado y excluyente.
Enrique, que cuenta con muchos amigos en Cádiz y le gusta bajar de vez en cuando para “desconectar” como dice él, con ser excepcional dentro de la curia, no es único afortunadamente. También en nuestro entorno más próximo existen curas y parroquias que se alejan de la pompa y el boato; de la palabrería y la superioridad y cumplen el verdadero mandato del crucificado: la fe en las personas. Mientras para otros lo más importante es el número de palcos con el que hacer caja; o por dónde ha de transcurrir tal o cual cofradía. Información en esta webb
Por cierto nos manifestamos desde este blog, al menos yo lo hago, contra la llamada 'Directiva de la vergüenza' recientemente aprobada en el Parlamento Europeo, con el apoyo de los socialistas españoles, mediante la cual se considera a cualquier emigrante sin papeles como delincuente. Europa da pasos agigantados en el deterioro y la pérdida de derechos tan elementales como los derechos laborales y los derechos humanos. Así nos luce el pelo, pero aquí no pasa nada, ya tenemos el futbol para consolarnos.
Toñi Asencio
miércoles, 25 de junio de 2008
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1 comentario:
totalmente de acuerdo, la cara se me cae de verguenza.
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