Cuando a usted le preguntan de dónde es y dice “de cádi”, sabemos que seguidamente tendrá que aclarar si “de cadi cadi” o de “puerta tierra”, orgullo de gadita ser de intramuros. Pero no se trata sólo de saber de qué parte de la ciudad es usted, porque detrás de esa ubicación geográfica se esconde toda una serie de circunstancias que afectan a su vida y también a su salud. Si nació en La Viña y es hombre tiene muchas más probabilidades de enfermar y morir antes, 8 años antes, que si tiene la suerte de vivir en el paseo marítimo. Si es mujer esta diferencia es menor; está claro que las mujeres somos unas supervivientes nos pongan donde nos pongan. No me he vuelto loca ni corre por La Viña un virus maléfico; lo que sucede es que sobre nuestra salud también influye la calidad de vida y nuestro entorno. Un reciente estudio realizado por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública pone de manifiesto las enormes desigualdades que siguen existiendo hoy en Cádiz. La infravivienda, la falta de espacios públicos, la falta de atención a las personas mayores, la falta de centros de apoyo social… es mucho mayor en los barrios del casco antiguo y eso está afectando a la salud de los gaditanos hasta el punto de menguar su esperanza de vida en relación a sus vecinos de Puerta Tierra.
Y es que una adecuada política social puede hacer mucho más por su salud que todas las veces que usted vaya a su médico de cabecera. Invertir en políticas sociales y de protección es invertir en salud, es invertir en vida, es invertir en bienestar para todas y todos, algo de lo que nuestros políticos parecen no darse cuenta a la vista de este informe que califica como “muy bajo” el gasto público que en nuestra ciudad se dedica a las políticas sociales. Pero la apuesta por una mejor calidad de vida, que nos aporte más años y más sanos, no puede confiarse sólo a las acciones políticas; cada ciudadano, cada ciudadana, el movimiento vecinal, las asociaciones, los sindicatos tienen mucho que decir, y sobre todo mucho por lo que luchar. Hemos visto cómo es el movimiento ciudadano quien mejor puede velar por sus propios intereses, lo acabamos de comprobar con el cambio que ha dado el gobierno local en relación al restaurante de la Plaza de Santa María del Mar.
El poder está en nosotros, está en la calle y nuestra salud merece que nos movilicemos.
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