miércoles, 9 de julio de 2008

La expo de Zaragoza



Cada ciudad busca una excusa para despuntar entre el resto, como cada cual, cada ciudad busca una singularidad y ensambla un evento del que luego heredará un nuevo concepto de sí misma.
Me encuentro pasando unos días con mi familia en Zaragoza, por aquello de la expo, y aunque las comparaciones son odiosas es inevitable recordar aquella expo del 92.
Esta es tres veces más pequeña y dura justo un tercio de lo que aquella, todo es más pequeño y los pabellones están instalados en “bloques” donde forman comunidades de vecinos más o menos bien avenidas: Parece como si en el mundo se hubiera instalado un torbellino y hubiese colocado, por ejemplo a Kazajistán pared con pared con Nigeria
Hay ausencias importantes como EEUU, Canadá o Reino Unido y se nota la falta de interés, o de recursos de algunos países cuyo pabellón se limita a dos pantallas, tres videos y poco más. Otros países han reducido su pabellón a un mercado de productos más o menos típicos. Impresionante sin embargo la Torre del Agua y el Pabellón Puente. En fin que los “mañicos” han hecho buenos a los “miarma”. De todas formas merece la pena ir, pero con parasol, ropa ligerita y en chanclas, porque de sombra poca y de microclima menos.
Por otra parte en cuanto a las infraestructuras, que es lo que luego queda y de lo que verdaderamente se beneficia la ciudad, algunas aún inacabadas. Es como si hubiésemos llegado antes de tiempo.
Es inevitable también pensar en Cádiz en el horizonte del 2012, ¿llegaremos a tiempo?, o tendremos que ir sorteando las obras?
En fin, quiero compartir con vosotros estas impresiones, desde Zaragozá que diría un maño.
Toñi Asencio

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